miércoles, 27 de abril de 2011

"Diario en un campo de barro" (Ricardo Gómez)


"No escuches", me dice a veces la médico, cuando las mujeres gritan entre lágrimas lo que ha sido el viaje hasta este campo. Cuentan tantas cosas, y tan duras, que es imposible no escucharlas. La primera vez me quedé horrorizada, pero poco a poco me voy acostumbrando. Algunas de estas personas salieron de sus casas hace seis meses y han estado vagando por ahí. En el camino han perdido en ocasiones a un hermano, a un padre, a un hijo... Cuentan que, cuando han podido, les han enterrado y han seguidosu camino. A las mujeres, sobre todo a las jóvenes, las han sometido a todo tipo de humillaciones. Así que sé lo que me podría haber pasado a mi, a una chica de mi edad. 
Me gustaría contar cosas agradables. Estoy a gusto con Meri. Nos vemos muchas tardes, cuando acabamos de trabajar. Creo que es una auténtica amiga y que puedo aprender mucho de ella, no sólo inglés. Es una de las pocas personas que rebosa algo parecido a la felicidad.[...]Viene de una ciudad llamada Prizren. Fue de las primeras personas en llegar aquí, aunque estuvo cinco meses en el pueblo vecino, antes de que se abriera este campo de refugiados.

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